Valoraremos ahora la parte neurológica. Los dos valores pronósticos más fiables serán los que veremos a continuación: pupilas y escala Glasgow.
Pupilas
Gracias a la localización del nervio óptico, la valoración pupilar es un signo rápido y fiable de disfunción neurológica. Una anomalía pupilar en un paciente con TCE es indicativo de mal pronóstico. Un empeoramiento en la valoración indica disfunción neurológica grave en ese momento.
En la valoración pupilar deberemos observar dos cosas: el tamaño y simetría de la pupila y su reactividad a una fuente de luz.
En condiciones normales las pupilas han de ser simétricas, de tamaño medio (unos 2 mm) y reactivas (se dilatan con la oscuridad y se contraen con la luz).
Escala de Glasgow
Otro valor pronóstico de gran importancia se trata de la valoración de la escala de Glasgow. Ésta debe de realizarse en todo paciente traumático.
Se trata de una escala en la que se valoran 3 aspectos del paciente: respuesta ocular, respuesta verbal y respuesta motora. Son unos ítems muy claros en que cada uno aporta una puntuación. La puntuación total va de 3 (coma profundo) a 15 (alerta).
El aspecto más relevante en la valoración será la respuesta motora; se ha demostrado su mayor relevancia en el pronóstico.
La importancia de esta escala también reside en su monitorización. Un descenso de puntuación durante la reevaluación del paciente indica problemas graves en la cavidad craneal (hipertensión craneal, hematomas…); de ahí la importancia de una correcta valoración inicial.
Si tenemos que intubar a un paciente traumático es importante valorar antes la escala, ya que el uso de medicación interfiere en el resultado.
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